viernes, 21 de febrero de 2014

Parecerlo

pajaro leon
Enciso se esfuerza en acumular gestos y guiños que lo ubiquen un tanto más a la izquierda. Encontró los caminos para hacerlo.
Emilio Martínez Muracciole / OPINIÓN
El escritor Mario Delgado Aparaín va a ser declarado ciudadano ilustre de Florida. Algo parecido ocurrió durante la administración Arocena, cuando se le entregó la llave de la ciudad. Era la distinción que en aquel momento se les hacía a destacados floridenses o a notables que circunstancialmente visitaban la ciudad. En el caso de la declaración de ciudadano (o visitante) ilustre, no es la primera ni la segunda que recae en alguien notoriamente alejado de la matriz ideológica del jefe comunal. En efecto, la inmensa mayoría de estas distinciones ha recaído en confesos y notorios izquierdistas, independientemente de la justicia de cada uno de esos casos por motivos artísticos, sociales, o los que fuesen. Cabe destacar entonces que aún en concepciones lejanas acerca de qué tipo de orden de la comarca y el mundo quieran los homenajeados de ocasión, para Enciso ello no representa un obstáculo a la hora de reconocerlos. Pero el caso es que, más allá de la justicia de la condecoración, Enciso y su administración necesitan de esos gestos.
Parece demasiado claro que el Partido Nacional en Florida tiene un tinte más conservador que la media blanca en el resto del país. Los sectores que van con Alianza Nacional -que está algo más al centro que el núcleo herrerista (actualmente liderado Luis Lacalle Pou desde ‘Todos hacia adelante’), por diferentes razones han tenido una baja respuesta electoral (una de ellas es que carece de referentes locales con buenos niveles de adhesión, pero también es cierto que, en la interna, el PN tiene en Florida su núcleo duro volcado hacia la derecha).
El piso electoral de los blancos en Florida es altísimo. Florida es blanca, histórica y actualmente, pero Carlos Enciso tiene claro que con ello no alcanza. Aún con pisos muy altos, el Partido Nacional –desde la recuperación democrática a estos días- ha perdido tres veces las elecciones para acceder a la intendencia; la misma cantidad que las ha ganado, cuando no haber pedido ninguna (o solo una) no sería algo descabellado. En las últimas departamentales Enciso casi no usó el lema partidario en su campaña. Por radio, por tele, en la calle o donde sea, la imagen siempre era multicolor, con mensajes de unión, de amplitud, de consenso, y prácticamente sin menciones al Partido Nacional. Adhirió a notorios colorados, y reingresó al Partido Nacional a Jacqueline Dárdano, que en la anterior elección -junto a su pareja de entonces, Tomás Sánchez- había pasado a filas frenteamplistas reinvindicando su condición blanca. Pero claro que en la estrategia de Enciso era necesario presentarla como frenteamplista, y así se hizo, y la bandera del Frente Amplio fue la que usó Dárdano durante toda la campaña, así como un lustro antes se había aferrado a imágenes del Partido Nacional para hacer campaña por el Frente Amplio.
Independientemente de alguna medida de carácter inclusivo (puntualmente la de las libretas a 150 ó 200 pesos es digna de presentarse como ejemplo), es evidente que el gobierno departamental está ubicado bastante más a la derecha de lo que pretendería ser visto. Sumado oficialmente ya no como figura política sino como intendente (y en los hechos haciéndolo dentro de la misma intendencia) a la campaña que Pedro Bordaberry encabeza para bajar la edad de la imputabilidad; o enviando mensajes oficiales en contra de la ley de salud sexual y reproductiva; o no pudiendo evitar que se le escape inconscientemente que entiende a la homosexualidad como una patología o adicción (que podía ser transitoria, según se desprende de sus palabras), Enciso se las ha ingeniado para no dejar de ser visto como un articulador de un consenso muy amplio, y de hacerlo recorriendo cómodamente el carril izquierdo.
Hasta para los que odiamos cualquier tipo de ranking se nos hace inevitable jugar a armar el podio de los mejores estrategas políticos del medio local. Enciso una y otra vez queda ubicado en el primer lugar, y quizás también en el segundo, dudando si al tercero se lo declara vacante o si también se le otorga.
Hoy, aún esté claro que en la comuna las tensiones con Dárdano hagan a la relación insostenible, Enciso necesita sostenerla.
El paraguas amplio y variopinto al que suelen apuntar los modelos neopopulistas (del cual innegablemente el jefe comunal tiene algunos ribetes, los que brotan en la silenciosa admiración a figuras populistas tales como Juan Domingo Perón, por ejemplo), necesitan que el discurso vaya a cubrir el espacio que por acción se está dejando descubierto con el paraguas.
Sentarse en la mesa y salir en la foto con figuras que lo enzurdezcan, con un mensaje y una exposición de motivos que lo enzurdezca, es un camino no tan difícil de recorrer, y con dividendos fijos.

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